Historia de la madre costurera que impulsó a su hija a estudiar ingeniería

Jueves, 5 Mayo 2022 - 7:00pm

Trujillo en Línea.- Provista de una máquina de coser y entre telas e hilos, doña Marielita Ramos madrugaba para cumplir con los encargos de sus clientes. Gracias a este oficio, logró sacar adelante sola a sus tres hijos. Stefany Peña Ramos, la mayor de los hermanos, vio en su madre ese coraje de no rendirse y le hizo una promesa: convertirse en profesional.

Y hoy está a punto de lograrlo, ya que cursa en el último ciclo de la carrera de Ingeniería de Conservación de Suelos y Agua en la Universidad Nacional Agraria de la Selva de Huánuco con Beca 18, modalidad Huallaga. 

“Fue mi mamá quien me motivó a postular a la beca y me ayudó en realizar los trámites”, recuerda la joven, de 22 años, natural de Tingo María. En el 2015, cuando apenas había culminado la secundaria, luego de destacar en los estudios, Stefany quería convertirse en una ingeniería. “Desde niña me gustaba mucho los números y esta vocación se fue afianzando a lo largo de los años hasta que en el quinto de secundaria dije que sería una ingeniera civil, pero esa carrera era muy cara en mi región”, comenta.

Ante esta dificultad, mamá Marielita motivó a su hija a optar por otra carrera que esté relacionada con lo que la joven deseaba. Es así que el talento del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación ingresó a la carrera de Ingeniería de Conservación de Suelos y Agua al primer intento. Ya se había logrado el primer paso, ahora quedaba postular a la beca, dirigida a talentos de escasos recursos económicos o en situación de vulnerabilidad para que estudien una carrera con todos los gastos cubiertos por el Estado peruano. 

De manera religiosa, Marielita iba casi todos los días a averiguar cómo iba el proceso y qué papeles se requería, anhelaba un mejor futuro para su hija y no se iba a rendir hasta lograrlo.  “Yo quería empezar a estudiar ya, pero si ganaba la beca tenía que esperar como un año para iniciar mi carrera. En este momento mi mamá me dijo una frase que me hizo reflexionar: ‘Los tiempos de Dios son perfectos’ y tuvo mucha razón, porque gracias a Beca 18 estoy por culminar mi profesión y pronto pondré en práctica todo lo aprendido en beneficio del Perú”, afirma la joven.

En los primeros tres años de sus estudios superiores, el talento de Beca 18 destacó como una de las mejores de su promoción, pero debido a problemas emocionales sus notas fueron bajando hasta el punto de querer dejar la carrera. “Como todos en la vida, pasé por un momento difícil y quise dejarlo todo, pero allí nuevamente estaba mi madre animándome, apoyándome o simplemente consolándome, su compañía y sostén fue fundamental en todo este proceso”, señala Stefany, orgullosa de Marielita.

Y es que, pese a los años, Doña Marielita también quiso superarse y ser el ejemplo de sus hijos. Así que, a la par con Stefany, inició de manera virtual la carrera de Educación, especialidad Tecnología del Vestido, en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta, profesión que acaba de culminar para admiración y orgullo de los suyos. “De broma le digo a mi mamá: ‘Ya me ganaste porque ya te graduaste y a mí me falta aún este ciclo’”, dice la joven entre risas. 

A pocos meses de culminar su carrera y cumplir la promesa a su madre, Stefany ya tiene muchos planes en mente. Desde terminar este año la tesis y graduarse e iniciar sus prácticas preprofesionales que le permitan insertarse en este desafiante mundo laboral.  “Tengo un gran compromiso con mi región y con el país, que es ayudar en la conservación del agua, que es un bien cada vez más escaso, espero aportar con mis conocimientos para que la situación mejore”, destaca la estudiante. 

También piensa en los jóvenes que pudieran estar afrontando una situación difícil, como fue su caso. “A ellos le dijo que no están solos, que no está mal pedir ayuda a las personas que nos rodean o acudir a un profesional”, señala el talento Pronabec. También motiva a los talentos que desean estudiar una carrera a que no se rindan, que sigan luchando porque cada esfuerzo tiene su recompensa. 

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